Diego Pardow: "Sernac: la hora de la verdad"

"Aumentar el presupuesto del Sernac y fortalecer sus atribuciones sancionatorias es clave para enfrentar la realidad económica de hoy".

Hace algún tiempo enseñaba un curso de derecho cuyo programa databa de 1940. Chile ha cambiado mucho en los últimos 70 años, y desde esta perspectiva, el programa del curso estaba centrado en formas de hacer negocios que hoy en día están obsoletas. Para complicar más las cosas, el otro profesor que enseñaba este curso era un colega brillante, pero con quien tengo diferencias políticas significativas. Él hubiera preferido dar mayor importancia en el programa al análisis de operaciones de financiamiento. Yo hubiera preferido hacer lo propio con los mecanismos de protección al accionista minoritario.

Una tarde nos encontramos caminando hacia el metro y conversamos sobre la posibilidad de cambiar el programa. Nuestro diálogo avanzó rápidamente y ambos estábamos de acuerdo en incluir los nuevos temas; únicamente faltaba resolver el orden que seguirían dentro del programa. El problema es que debíamos continuar viajando por varias estaciones más y la convención social exigía seguir conversando. En la siguiente estación nuestras diferencias comenzaron a aflorar, en la subsiguiente se hicieron más intensas, y cuando llegó el momento de bajarme la posibilidad de un acuerdo había desaparecido. Finalmente el curso mantuvo su programa anacrónico, dejando pasar la oportunidad de acuerdo mínimo pero efectivo.

Algo similar sucede con la reforma al Servicio Nacional del Consumidor (Sernac) que está siendo discutida en el Congreso. El proyecto fue presentado a comienzos del actual gobierno, reflejando el importante grado de consenso que existía entre las propuestas de campaña de las dos candidatas que llegaron a segunda vuelta. Han pasado casi tres años de intensa discusión legislativa, diálogos con la sociedad civil y varias rondas de indicaciones. Lógicamente, subsisten diferencias entre las posturas del gobierno y la oposición, o inclusive dentro de cada coalición. Ahora bien, si el proyecto no se vota dentro de los próximos meses es difícil que llegue a aprobarse. Falta poco para que la contienda electoral entre en tierra derecha y el nuevo gobierno seguramente tendrá sus propias prioridades.

Como en mi anécdota, continuar el debate puede significar que la estructura del Sernac se mantenga por muchos años. El actual Sernac es prácticamente el mismo de mediados de la década de los 90, cuando el acceso masivo al mercado financiero estaba recién comenzando, el comercio electrónico era una visión de futuro y el nivel de información circulando era significativamente menor. Aumentar el presupuesto del Sernac y fortalecer sus atribuciones sancionatorias son aspectos clave para enfrentar la realidad económica de hoy. Sobre estos puntos, además, prácticamente no existen diferencias.

Es de esperar que con el último esfuerzo finalmente salga adelante el proyecto. Como en muchas cosas, lo perfecto es enemigo de lo bueno.

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