La vida se asocia a la existencia del ser humano y la partida a su ausencia. En el caso de Juan Manuel Baraona Sainz, su deceso ha mostrado la existencia de su vida en plenitud y la presencia de su calidad humana y profesional en los distintos roles que desempeñó.
Su vida, su alma y su cuerpo estuvieron presentes en la búsqueda permanente del conocimiento, en el ser y en el quehacer en diferentes actividades: desde ser miembro del equipo de fútbol de los funcionarios de la Facultad de Derecho, de lo cual se sentía muy orgulloso; ser ayudante de diferentes profesores en su época de estudiante; ser académico y miembro activo en distintas instancias de su facultad, el año 2005 recibió distinción como al mejor docente de pregrado y recibió diferentes reconocimientos por su desempeño profesional.
También fue miembro de una liga de futbol y arquero de su equipo por varios años. Fue residente del Kennel Club de Chile y juez de perros. Participó en diferentes exposiciones y tuvo reconocimiento en Argentina por ser el primer expositor de perros rottweiler en Chile.
En el ambiente familiar, existía el disfrute total en las celebraciones de aniversarios, cumpleaños u otros eventos familiares y con amistades de toda la vida, incluyendo a amigos y compañeros de generación de la Facultad de Derecho. Con un primo tuvo los restaurantes “Fiume” y “Apero” en Borderío. Le gustaba cocinar y se destacaban sus asados, el caldillo de congrio y callitos a la vizcaína.
He deseado compartir con la comunidad universitaria de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, su casa de estudios, ciertos hitos de la vida de ese ser humano que habitó en Juan Manuel y que se hace presente y estará presente en todos y todas quienes lo han acompañado a través de su vida académica y profesional.
He estimado que es una forma de agradecer, muy sentidamente a las autoridades de la Facultad, a los académicos y a las académicas, a la Asociación de Funcionarios, al Centro de Alumnos, al Departamento de Derecho Económico, al Departamento de Derecho Comercial, como también a sus estudiantes del Magister en Tributario y a sus estudiantes en general. Las condolencias, las expresiones de afecto y el gran reconocimiento a sus méritos como académico, maestro, profesor, abogado, colega, amigo y como un gran aporte social para el país.
También, este agradecimiento va a los profesores, profesoras, funcionarios, funcionarias, estudiantes y a egresados y egresadas que han participado y están participando activamente en el taller de afrontamiento psicosocial ante examen de grado, quienes me hicieron llegar a mí y a mi familia sus cariñosos saludos y su valioso acompañamiento.
Por último, tanto yo, como mi hija Mónica, mi hijo Juan Pablo y mis nietos, agradecemos muy profundamente y con mucha emoción el reconocimiento a su condición humana, sencillez, empatía hacia sus estudiantes y respeto por el prójimo.
Monica Rufatt Gutiérrez
Juan Pablo Baraona Rufatt y Familia
Mónica Baraona Rufatt y Familia