"La universidad al servicio del país" - Ernesto Vásquez

El 19 de noviembre de 1842 se dictó la ley orgánica que creó la Universidad de Chile. Son 175 años buscando liderar el desarrollo del conocimiento, las ciencias, las artes y el deporte.

La misión institucional de esta casa de estudios fluye del mensaje de su creador y primer rector, don Andrés Bello López, quien dejó plasmada allí la misión institucional. Bello soñaba con una institución universitaria que no se encierre en sus aulas para formar profesionales de excelencia; pensaba también en que aquellos fueran un aporte al engrandecimiento de la sociedad y proyectó así, una institución al servicio de sus ciudadanos, con valores y principios irrenunciables, pública, pluralista y cuyo norte ha de ser el bien común de la patria.

Como escribe Alamiro de Ávila: "Hacia 1850 y a los 70 años, Andrés Bello desempeñaba al mismo tiempo las funciones de rector, subsecretario de Relaciones Exteriores y de consultor de gobierno, de senador, de redactor de ‘El Araucano' y además, trabajaba intensamente en la elaboración del Código Civil y en sus obras de derecho, de filología y sus producciones literarias".

Tanta sabiduría, entrega y compromiso fueron méritos de sobra para otorgar la nacionalidad chilena al más grande humanista de Iberoamérica, que nació en Venezuela y que adoptó a Chile como su segunda patria.

Es menester no olvidar que el carácter público de la universidad otorga a sus educandos y egresados no solo el honor de recibir un cartón. El Estado contribuye a su financiamiento y los profesionales que allí se forman deben también tener un sello de servicio público y de entrega. Por lo mismo, han de internalizar que el derecho de sentirse orgullosos de sus trayectorias profesionales implica aportar lo mejor de sí para estar a la altura de lo que la comunidad espera de ellos; entrega y empatía hacia los integrantes de la sociedad y también servir en los sectores más desposeídos: en colegios, hospitales, consultorios y lugares apartados, donde otros no desean estar presentes. Han de llevar el arte, el pensamiento, la tolerancia y los valores más bellos de una sociedad armónica que se desarrolla en paz y bienestar, entregando el conocimiento y la ciencia a quienes más lo requieran, haciendo realidad el sueño de su sabio creador.

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