"Valentín Letelier: 'Gobernar es educar'" - Ernesto Vásquez
En estos días se conmemoraron 100 años del fallecimiento de don Valentín Letelier, un insigne servidor público, político y parlamentario, Ministro de Educación, escritor e intelectual de fuste; como si fuere poco su servicio al país y al Estado, también desarrolló labores ad honorem como voluntario de Bomberos. También fue un destacado académico de derecho administrativo de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y llegó a conducir la universidad como Rector de dicha casa de Estudios. Asimismo, pasó de la preocupación en educación a la acción práctica, ya que en 1888 crea “otro faro guía para la juventud” del sector La Chimba de Santiago norte, al fundar el Liceo N°1 de Hombres de Santiago, que posteriormente, fuere rebautizado con su nombre y el cual, simbolizó durante décadas, no solo un establecimiento educacional público, tolerante y de calidad; un lugar donde el mérito, el esfuerzo y el estudio, unido a la disciplina y el amor a los valores patrios, eran las directrices que sus estudiantes llevaban como un escudo y testimonio real del legado de un brillante servidor público.
En este estadio de ideas, el Profesor de la Facultad de derecho Dr. Eric Palma, analiza desde hace un tiempo, documentos y antecedentes del ilustre servidor público; proponiendo efectuar un recuerdo y homenaje al ex académico de Pío Nono, revitalizando desde el afecto y el recuerdo, la memoria y el legado de don Valentín Letelier, ilustrando las diversas miradas con que es posible abordar a este intelectual de gran prestigio. De esta manera, a partir de la inquietud de unos distinguidos académicos y encabezado por las máximas autoridades de la casa de Bello y en particular del Rector don Ennio Vivaldi y del Decano de la facultad de Derecho don Pablo Ruiz-Tagle, unido a distinguidos asistentes, se materializó un homenaje a don Valentín, informando de los más variados aspectos y semblantes de este ilustre ciudadano ejemplar, admirado más allá de nuestras fronteras y autor de aquella frase prodigiosa: “Gobernar es educar”.
A partir del afecto, del recuerdo y la historia patria, se conmemoró este hito histórico, buscando que la calidad intelectual y humana, el compromiso de este servidor público y hombre de familia, padre de una hija a quien dedicó también hermosas palabras llenas de amor al final de sus días; nos permite darnos un momento de reflexión en medio de la vorágine de la vida cotidiana, un respiro entre tanta polución de ideas y actuaciones como del clima mismo, da cuenta que en momentos donde el conflicto y la violencia son partes de nuestra sociedad y convivencia, donde lo pasajero y lo precario de los vínculos humanos, del servicio público y de la tolerancia, se impregnan en nuestra comunidad, resultando del todo oportuno y pertinente volver la mirada hacia múltiples ejemplos de hombres y mujeres que desde la preocupación por sus semejantes –en particular los más desposeídos- dan testimonio que solo el derecho y la paz, nunca la violencia ni la fuerza, han de ser la única ruta para lograr divisar el desarrollo intelectual y social del país.
El acto en comento, tuvo en el Señor Decano un comprometido dueño de casa, que recordó a uno de sus más distinguidos e ilustres académicos, amén de la semblanza del homenajeado, el Profesor Ruiz-Tagle, levantó algunos hitos que es justo relevar en esta columna, a saber, señaló el Señor Decano -recordando la figura del homenajeado- que uno de los legados “muy relevantes de Valentín Letelier es su aporte a la modernización del Estado y a la conformación de la que es hoy la Contraloría General de la República, porque fue el primer Fiscal del Tribunal de Cuentas, desde donde deriva en su origen el ente contralor. Desde enero de 1888 se definió entre las atribuciones de la “Contaduría Mayor del Estado”, el revisar las cuentas en todas las oficinas fiscales, a la vez que de juzgarlas, responsabilizando a los jefes de servicios de la inversión de los fondos públicos. Entre 1891 y 1918, Valentín Letelier ocupó ese cargo; sus dictámenes, modelos de claridad conceptual, afirman los principios fundamentales de la independencia de la función fiscalizadora y de la obligación de todos los funcionarios públicos de rendir cuenta de su gestión. Misión más vigente que nunca en estos tiempos.” Y las palabras de la autoridad de la Facultad de Derecho, fueron selladas, con la imagen que entregara en su momento, el abogado e historiador Luis Galdames -escritas en 1933- las que entregan una descripción de su vida, que refleja su estampa fielmente, a saber: “Estuvo donde quiera que se le creyó útil; y casi desde el día siguiente de su llegada al pueblo, fue de la cátedra a la prensa o a la tribuna. Sus ensayos de divulgación científica o filosófica y sus semblanzas literarias se registraron en los diarios o se condensaron en folletos que iban de mano en mano entre sus discípulos y amigos. El profesor era un espíritu socializado que estaba atento a las vibraciones colectivas y respondía a ellas, poniéndose al servicio de toda causa de interés general”. Finalizó la máxima autoridad de Derecho, indicando que : Esa permanente inquietud lo hizo ser una persona avanzada a su época como intelectual, político, jurista, profesor y cuya amplia obra abarcó desde la preocupación por la educación, la política, los problemas administrativos del Estado hasta temas teóricos del desarrollo de las ciencias humanas. Valentín Letelier fue quizás el primer protagonista del reemplazo en el siglo XIX del pensamiento ilustrado por el positivismo, tanto en la vida intelectual independiente, y artífice del desarrollo académico e institucional estatal y universitario.
Finalmente, para quien escribe esta columna, como egresado del Liceo Valentín Letelier, es dable dar cuenta que no deja de llamar la atención de manera positiva, que en dicho homenaje y acto de evocación y reconocimiento desde el afecto y el recuerdo, que convoca también la razón de esta columna, hayan participado no solo integrantes de la comunidad de la Universidad de Chile y del Liceo formado por el homenajeado, sino también solemnemente, integrantes de la Segunda compañía de Bomberos de Santiago, unidad en la cual aquel fue voluntario más.
Fue una ceremonia emotiva y profunda, un justo homenaje de su universidad, de su facultad, de la sociedad que recuerda desde la historia y del corazón al ilustre servidor de la patria don Valentín Letelier Madariaga, cuyo eco de sabiduría es el legado que sentidamente la casa de Bello, pretende inmortalizar para ser oído en el seno de nuestra comunidad y que nos hace falta analizar con humildad y sencillez; un momento de reflexión para recordar a un Ex Rector con la presencia de la actual autoridad máxima de su alma mater, quien dio cuenta de la emoción y compromiso con la memoria de la figura para todos los sectores de don Valentín Letelier, cuya frase relevante fue el motor de los gobiernos ulteriores y seguramente así lo quiso el autor, un legado para la patria, pero no podemos ni debemos olvidar todo el legado y el aporte de este gran servidor público y autor de aquella máxima: “ Gobernar es educar”.