Encuentro internacional invita a un cuestionamiento mucho más profundo del crecimiento ante la crisis climática

Entrevista en que participó el prof. Ezio Costa Cordella, investigador del Centro de Derecho Ambiental, publicada por País Circular, el 03 de abril de 2024.

Más de 400 investigadoras e investigadores de todas partes del mundo, y de diversas disciplinas, se dieron cita en Barcelona para debatir y hacer propuestas frente a la urgente necesidad de modificar el modelo de producción y consumo que ha provocado un daño irreversible al planeta. La “Growth vs Climate Conference 2024”, organizada por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), tuvo lugar a mediados de marzo, para repensar la forma en que las actividades económicas hacen uso del medio ambiente. Para conocer detalles del debate, País Circular conversó con Jordi Honey-Rosés, investigador senior y profesor de ICTA-UAB, y con el académico e investigador de la Universidad de Chile Ezio Costa, director ejecutivo de la ONG Fima, quienes fueron parte de la conferencia.

 

Debatir sobre la dicotomía entre crecimiento económico y lucha contra la crisis climática, respondiendo preguntas sobre cómo revertir los daños ocasionados por el uso de combustibles fósiles y la excesiva demanda de recursos naturales, fue el objetivo central de la “Growth vs Climate Conference 2024”, que realizó el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad Autónoma de Barcelona (ICTA-UAB), entre el 13 y 15 de marzo.

En la ciudad de Barcelona, Cataluña, se reunieron cerca de 400 investigadoras e investigadores internacionales, se realizaron más de 30 sesiones académicas donde se presentaron trabajos científicos y talleres de co-creación, cuyo fin fue aportar con ideas y diálogos a cinco desafíos: los océanos, tierra, ciudades, consumo y políticas.

Ante interrogantes como ¿es suficiente el crecimiento verde, la bioeconomía o el Green New Deal para evitar un desastre climático?, ¿deberíamos buscar el decrecimiento o el crecimiento como modelos alternativos?, ¿cuáles son las compensaciones asociadas con las diferentes estrategias de mitigación y cómo podemos evitar los efectos de rebote y los impactos sociales negativos?, la directora del ICTA-UAB, Isabel Pont, dijo en la inauguración de la Conferencia que el evento buscaba ser “un punto de partida para nuevas ideas radicalmente valientes que permitan transformar nuestra sociedad y liderar el camino hacia un futuro más sostenible”.

Al respecto, Jordi Honey-Rosés, investigador senior del ICTA-UAB, destacó que los resultados de la Conferencia fueron satisfactorios porque se cumplió con el objetivo de poner en el centro el debate el decrecimiento y posicionar al Instituto como un referente de investigación potente. “Llevamos muchos años hablando de los límites que tiene la economía, los límites físicos que existen para realmente satisfacer las necesidades de toda la población humana. Sin embargo, seguimos creciendo, seguimos consumiendo materiales, madera, cambiando el uso del suelo, urbanizando, emitiendo contaminación; entonces, lo que hace unos años era algo periférico, hoy está ganando más centralidad y el ICTA está ayudando a contribuir con esta discusión”, señaló Honey-Rosés.

Para el investigador, fue importante también crear una comunidad de jóvenes investigadores e investigadoras, en su mayoría estudiantes de doctorado de diversas partes del mundo, que tuvieron la oportunidad de interactuar y conocer las propuestas para liderar en el futuro. “Ellos son los que tienen que empujar y nos tienen que estirar la cuerda para ayudarnos a abrir nuevos caminos ante el escenario de crisis climática”, enfatizó.

También estuvo en la Conferencia en Barcelona Ezio Costa Cordella, académico de la Universidad de Chile y director ejecutivo de la ONG Fima, cuyo ámbito de acción es incidir en política, legislación y acceso a la justicia ambiental en Chile. Para el abogado, la temática central del evento es una discusión necesaria, ya que “lo que se está buscando son nuevos conceptos o nuevas formas de desarrollo que impliquen efectivamente generar bienestar para las personas, generar protección ambiental y no necesariamente mantener lógicas de acumulación como las que existen hoy día con nuestro modelo económico”.

Costa añade que en Chile hay poco de este debate y que, en general, no se reflexiona sobre qué significa crecimiento. “Una primera cuestión es reflexionar sobre qué significa crecimiento porque no todo proyecto, no toda inversión que lleva a un aumento del PIB es realmente un desarrollo para el país. Hay algunas acciones que aumentan el PIB y a la vez desarrollan al país, porque, por ejemplo, mejora nuestra calidad de vida. Y hay otras que pueden aumentar el PIB, pero no van a mejorar la calidad de vida, no van a sacar a nadie de la pobreza, no van a generar mejores relaciones sociales”, indica el representante de ONG Fima.

¿Quién paga los costos del cambio climático?

Sin duda el cambio climático es un problema global que requiere acciones urgentes. Sequía, aumento de la temperatura, inundaciones, pérdida de biodiversidad, daño en los ecosistemas, entre otras emergencias, son problemas que todos los países están enfrentando.

Para Jordi Honey-Rosés, desde hace más de 20 años, el ‘Informe Stern sobre la Economía del Cambio Climático’ nos informó que el costo de no actuar ante el cambio climático sería más caro que actuar. “Actualmente hay una cierta lógica económica para mitigar el cambio climático que es lo que confunde un poco, es decir, si invertimos en una transición energética, también podemos crear nuevos empleos y nuevas oportunidades. Y el coste de hacerlo es más grande. Lo que pasa es que quién paga y quién se beneficia son diferentes. Lo que quedó claro en las sesiones -de la Conferencia- es que realmente la responsabilidad cae encima de los países ricos, que tienen capacidad económica y que son responsables de las emisiones históricas. Entonces, yo creo que hay que mirar, sobre todo, a los que más responsabilidad tienen y los que más capacidad económica tienen para tener un liderazgo para la transición energética que necesitamos”.

El investigador del ICTA-UAB puntualiza que todos los gobiernos, a través de sus planes nacionales, son los que van a tener que tomar las medidas concretas para reducir las emisiones. “Creo que el mensaje es que no estamos siendo suficientemente ambiciosos, que aún no vamos por el buen camino. Hay que ser más ambiciosos y compartir los costos de esa transición”, señala.

Según Ezio Costa, nuestro país está avanzando en una lógica del crecimiento verde, “que tiene que ver con esta transición energética hacia energías renovables no convencionales, pero que tiene altos impactos. Y ese tipo de crecimiento tiene que ver con el alineamiento de Chile con el bloque occidental, por así decirlo, con Estados Unidos y la Unión Europea”.

“En Chile estamos -en línea con gran parte del mundo- en algo que podríamos decir que es un avance. O sea, le estamos haciendo frente a ciertos problemas ambientales de larga data, mientras se producen nuevos problemas. O sea, sí, estamos descarbonizando, se han ido cerrando centrales termoeléctricas lo que es una buena noticia para el clima y una buena noticia para la salud de las personas que viven cerca las llamadas zonas de sacrificio, pero por otro lado podemos tener malas noticias. Como que para sustituir esas plantas termoeléctricas vamos a generar energía de otra forma, eólica, solar o la que sea, que no siempre está localizada en los lugares donde debiera estar localizada; es decir, se localizan en lugares de alto valor ecológico y entonces estamos perdiendo ecosistemas”, agrega el profesor e investigador de la Universidad de Chile.

Costa concluye que no es solamente sustituir un problema por otro, sino que es cómo nos hacemos cargo de, por ejemplo, nuestro sobreconsumo y analizar si es necesario producir toda la energía que se está produciendo. “Si uno responde que sí, la siguiente pregunta es ¿por qué y para qué?, ¿para qué se está usando esa energía?, ¿todos esos usos son necesarios? Si son todos necesarios, entonces veamos cómo producir esa energía de la manera menos dañina posible”.

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