#Columna: Escazú, la gran oportunidad perdida para Chile
Ayer la incertidumbre en torno al Acuerdo de Escazú llegó a su fin. Luego de dos años de espera y frente al constante cambio de posiciones, el gobierno confirmó que no firmará al primer tratado ambiental de Latinoamérica y el Caribe. Un episodio vergonzoso que daña gravemente la política ambiental y la credibilidad de Chile en el concierto internacional.
Lo cierto es que la decisión de firmar o no el Acuerdo, más que basarse en aspectos técnicos obedece a una decisión eminentemente política e ideológica. Más allá de las razones entregadas en un informe que ni siquiera lleva el nombre de sus autores, el gobierno descarta firmar un tratado que implica relacionar la garantía de los derechos humanos con la protección ambiental, pues no es coherente con su agenda política. Luego, busca razones altamente cuestionables para respaldar su posición ya decidida previamente, invirtiendo el proceso de buena política pública en donde la evidencia es utilizada para informar las decisiones de las autoridades. Lo anterior, habría implicado escuchar a los expertos en una conversación amplia, franca y abierta.
Con su actuar, este gobierno perdió la gran oportunidad de entregar un mensaje consistente y efectivo que respalda con hechos su discurso de liderazgo ambiental a nivel internacional y su compromiso con el desarrollo sustentable.
Desde la Declaración de Río 1992, el principio 10 establece que la mejor manera de tomar decisiones ambientales es con la participación de todos los interesados. Escazú es una herramienta para concretar este principio como una garantía para los ciudadanos, coherente con un modelo que pone en el centro a las personas y la base ecológica que sustenta el desarrollo y prosperidad social.
Desde la academia y sociedad civil organizada, seguiremos trabajando para que el próximo gobierno adhiera, ratifique e implemente, recuperando el tiempo perdido. Sabemos que Chile debe fortalecer su gestión ambiental –tal como la OCDE lo consignó en su informe de desempeño ambiental del 2016- y avanzar hacia un desarrollo que equilibre de mucho mejor modo el desarrollo económico, igualdad social y protección ambiental. Frente a la crisis multidimensional que vivimos, la estrategia de retirarse del multilateralismo, manteniendo el statu quo -bajo el supuesto que esto traerá mayores ventajas-, es subestimar la crisis climática y los desafíos futuros, en donde la competitividad de nuestras economías no se medirán por la cantidad de ingresos generados, sino por el aumento de calidad de vida y los niveles de inclusión y bienestar que se provean en las sociedades y sus ecosistemas.
*Las opiniones vertidas en esta sección son personales y no representan al Centro de Derecho Ambiental ni a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile.