Red de Constitucionalismo Ecológico propone la protección y valoración de la biodiversidad en centro del debate constitucional

Noticia publicada por El Mostrador, el 25 de enero de 2021.

Chile es uno de los 30 países con mayor riesgo hídrico en el mundo, más de la mitad de las comunas del país se abastece por camiones aljibe, incluso en comunas donde hay vertientes de agua, costándole al Estado más de 200 mil millones en menos de una década. Esta realidad evidente, no es vista por la ciudadanía y tomadores de decisión hasta que desde nuestras propias canillas deje de salir agua. La crisis hídrica de Chile es producto tanto de una mega-sequía que se extiende por más de una década, factores climáticos globales, tanto como por la fuerza de la ley y principios tecnocráticos arcaicos, una administración mal regulada, todo a espaldas de los ciclos naturales básicos y esenciales que establece la vegetación, el suelo y el agua.

Otras crisis estallan en nuestras narices, o mejor dicho nos hacen estallar los pulmones, como es el coronavirus, también producto de la degradación de la naturaleza y de su capacidad de regular o amortiguar la aparición de enfermedades. Pensadores como Yuval Harary o David Quammen, e iniciativas como One Health han advertido que en el centro de las cada vez más ubicuas y comunes crisis sociales, políticas y económicas, se encuentra un elefante blanco : el desbalance con la naturaleza ​de la que somos parte. Como muestra el Stockholm Resilience Centre, la pérdida de biodiversidad ha excedido por lejos los límites planetarios, y su conservación es, también por lejos, la medida más costo efectiva de mitigar y adaptarse al cambio climático y avanzar hacia sociedades justas, sostenibles y resilientes.

Por ello, el cuidado de la naturaleza y su biodiversidad es un tema esencial para la nueva Constitución Política de Chile, y por ello se ha conformado una Red de Constitucionalismo Ecológico ​(RCE) que busca levantar –con base en conocimiento-  la naturaleza al inédito proceso constituyente que lleva adelante Chile. Creada por la abogada  ​Dra. Liliana Galdámez y el abogado ​Dr. Salvador Millaleo, investigadora e investigador de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, y la Dra. en Ecología Evolutiva y directora de WCS Chile, Bárbara Saavedra, la RCE ha convocado a decenas de pensadores y pensadoras de distintos territorios y disciplinas, a abordar las problemáticas socio-ambientales de Chile. Participan abogadas, geógrafas, ecólogas, sociólogas, antropólogas, historiadoras, ingenieras, entre otras profesiones; desde Antofagasta a Punta Arenas. Está el poeta mapuche Leonel Lienlaf, las abogadas Valentina DuránDominique Hervé, Ximena Insunza, los ecólogos Pablo Marquet, Lohengrin Cavieres, Evelyn Habit, la ex Ministra Ana Lya Uriarte, el sociólogo Manuel Tironi, el historiador Mauricio Folchi, el oceanógrafo Osvaldo Ulloa, la geógrafa Yasna Contreras, entre otras personas ampliamente reconocidas sus materias, todas ellas abiertas a develar las conexiones conceptuales, explicitar el entendimiento práctico y contribuir  en colaboración a levantar elementos sustantivos que permitan integrar de la mejor manera el nuevo paradigma socio-ecológico en nuestra futura Constitución. La RCE cuenta además con la participación de dos candidatas constituyentes, como Cristina Dorador (científica microbióloga de Antofagasta) o Amaya Álvez (abogada de Concepción).

La actual Constitución de Chile no da el ancho en materias que son fundamentales para nuestra sociedad actual y futura, como la disponibilidad y acceso al agua. Basada en una ilusión de abundancia ilimitada, que ha resultado en la mayor degradación ambiental que se conozca en la historia de la humanidad, con consecuencias devastadoras en pérdida de vegetación, degradación de suelo, sobreexplotación de especies, contaminación y degradación de ecosistemas, con la consecuente degradación de comunidades completas, hoy, la pérdida brutal de biodiversidad, el cambio climático y las inequidades socio ambientales, nos ponen ante el desafío de proponer viejos-nuevos caminos para avanzar, y sobre todo reunir el conocimiento acumulado de diferentes disciplinas y saberes para hacer propuestas con base en conocimiento, no sólo idearios políticos alejados de las realidades territoriales y globales.

¿Cuál es el aporte de la RCE?

Desde septiembre del 20​20, el grupo se reúne una vez por semana para discutir temas como: cuáles son los grandes principios rectores jurídicos/ecológicos para la Constitución; alternativas al desarrollo y discursos de transición; patrimonio cultural, Pueblos Indígenas y Constitución, recursos genéticos, naturaleza ¿titular de derechos?, naturaleza y bienes comunes; propiedad privada y medio ambiente, Institucionalidad, derechos fundamentales, agua, mares, Antártica, derechos y obligaciones, ciudadanía ambiental, etc. Esta reunión de conocimiento compartido permite junto a los especialistas en derechos constitucional, elaborando propuestas concretas que permitan incorporar la comprensión de la naturaleza, el rol del Estado y las personas, su cuidado integral como factor determinante en el bienestar actual y futuro de la sociedad chilena. Las propuestas serán reunidas en un documento, el que junto a la red de personas que conforman la RCE, quedarán a disposición de proceso constituyente, y serán compartidas el primer trimestre de este año.

Uno de los temas abordados por la RCE, por ejemplo, es la compleja dinámica de la propiedad sobre los recursos naturales, con profundos análisis jurídicos y fundamentos ecológicos. Actualmente la Constitución contempla derecho de propiedad sobre bienes corporales e incorporales, excepción para los bienes que sean comunes a todos los hombres, o que deban pertenecer a la nación y una ley así lo declare. Y contempla la función social de la propiedad. En este sentido, el grupo aboga para que la futura Constitución contemple la función ecológica de la propiedad, que permita la mantención de estructuras y procesos esenciales –como generación y purificación de agua, producción de suelo o captura de carbono- vitales para la sociedad en su conjunto.

La actual Constitución no hace referencia a los océanos en ningún articulado, contrario a la realidad indiscutidamente marítima de Chile. Referencias al “mar” aparecen sólo en dos partes: una en cuanto a Derecho de propiedad para concesiones mineras, y otra, en Defensa por razones de seguridad nacional. La RCE reflexiona en relación al mar territorial, suelo y subsuelo marino y la zona costera, –que comprende la interface dinámica en que interactúan los ecosistemas terrestres con los marinos, incluidas las aguas interiores, para que sean consideradas como de dominio público estatal y para que su gobernanza esté en función a factores sociales, económicos, ambientales y con base en las comunidades locales, respetando el principio precautorio, el enfoque ecosistémico, la conservación, restauración  y el uso sostenible de los recursos naturales o, mejor dicho, aportaciones de la naturaleza al bienestar de las personas.

La RCE apela por un Estado plurinacional y social, que no discrimine, y ha discutido sobre la necesidad de reconocer en su primer artículo la relación indisoluble y vital entre las sociedades y la naturaleza y su biodiversidad, que ayude a proteger, conservar y restaurar su integridad para las presentes y futuras generaciones como legado vital. Esta obligación vincula a todas las personas, así como debe reconocer que el Estado debe promover el bienestar de las personas y la sociedad comprendiendo que la biodiversidad y la naturaleza es la base material que sostiene a la sociedad actual y futura, y que constituye un bien común inalienable. Asimismo, la nueva constitución debe reconocer y proteger los conocimientos ancestrales de los pueblos indígenas y su comprensión para el buen vivir y cuidado de la naturaleza y su biodiversidad.

La RCE busca comprender la raíz de los problemas para abordarlos por medio de propuestas concretas, que se pondrán a disposición de las ciudadanas y ciudadanos que construyan nuestra nueva Constitución Política de Chile, con una mirada de futuro en tiempos de incertidumbre, comprendiendo la relación indisoluble y de pertenencia entre las personas y la naturaleza.

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