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Jessica Power: "El desafío más importante es ser mujer en un mundo de hombres"

Jessica Power, una mujer en un mundo de hombres

¿Cómo fue tu experiencia como estudiante de la Facultad?

Mi experiencia como estudiante fue muy bonita. La carrera de Derecho terminó por encantarme. Yo entré con bastantes dudas, no sabía bien qué estudiar, me gustaban carreras distintas, de áreas completamente distintas; desde medicina, hasta derecho y periodismo. Opté por derecho, y me enamoré de la carrera desde el primer año. Realmente es una carrera apasionante, me gustaban todos los ramos y el estilo de la Facultad. Fue una experiencia completamente distinta a la del colegio.

¿Cómo describirías a la generación del 92?

Yo creo que definitivamente hay un elemento común generacional, por la realidad de país que nos tocó vivir: somos muy luchadores. Por otro lado, no sé si es solo de mi generación, o más bien, un perfil Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, en que no todo es tan fácil, no todo está entregado en bandeja, que no hay alguien que te está diciendo lo que hay que hacer, sino que hay que luchar y hacer un gran esfuerzo por llegar al resultado que se quiere.

¿Destacarías algunos talentos de tu generación?

Somos una generación con muchas personas que han destacado, en este gobierno tenemos a Ernesto Muñoz y Andrés Romero. En lo privado, Lorena Pavic; mi amiga y socia, Alex Fisher, Macarena Navarrete. Son algunos que puedo nombrar, que se me vienen a la memoria, pero no quiero ser injusta con nadie, porque somos una generación de gente muy talentosa.

¿Consideras a algunos profesores mentores en relación a la carrera que llevas ahora?

Sí, de todas maneras. Por ejemplo, en Derecho Civil me hizo clases Álvaro Ortúzar que, como todos los que han tenido la oportunidad de ser sus alumnos saben, sus clases son una gran experiencia. Su forma de interpretar las normas, esa mirada del Derecho, te forma en la carrera para toda la vida. Fidel Reyes me hizo Romano, muy pocos tomaban con él, porque la mayoría tomaba con Ángela Catán, y fue un curso excepcional. Hice grandes amigos en ese curso, era un gran profesor. Yo no tengo nada que ver con su manera de pensar, pero eso yo creo que es lo bonito de la Escuela, que siendo una persona con pensamiento tan distinto al mío, como profesor es una persona capaz de atrapar la atención de cualquier alumno, porque sus clases son entretenidas y muy formativas.

¿En qué momento decidiste que tu área de estudios sería el derecho tributario?

Yo te diría que casi en primer año, cuando cursé Económico 1, que es como el primer eslabón de esta cadena de Económicos, que desembocan en Derecho Tributario en cuarto año. Ahí tuve la suerte de tener como profesor a Ricardo Escobar. Con él tuvimos muy buena relación profesor- alumno, yo le preguntaba mucho de su experiencia como tributarista. En ese tiempo él trabajaba en Langton Clark y contaba cómo era su trabajo, qué era lo que tenía que hacer, y yo encontré que era fascinante y decidí que quería ser tributarista. Finalmente, cuando llegué a cuarto año, tuve clases con Juan Manuel Baraona y el ramo definitivamente me encantó. Además, como yo tenía esta cosa que te conté al principio de que no solamente me gustaban los ramos humanistas, sino que también me gustaban mucho las matemáticas y las ciencias, me gustaba que tributario se relacionaba más con los números.

¿Cómo te tomas ser considerada una de las 100 mujeres líderes del país?

Es un gran aporte que se hagan este tipo de programas para incentivar a las mujeres, pero siempre tomo el tema de los premios con distancia, casi con humor. Creo que las satisfacciones de la profesión vienen en el día a día, lo importante es que todos los días uno haga algo que lo motive, que lo mantenga contento, poder ayudar a los clientes; esas son las grandes satisfacciones.

Por otro lado, el liderazgo tiene que ver con poder motivar a los demás a seguir su camino. Por eso, yo creo que no hay que centrarse tanto en los finales, sino que más bien en los procesos.

En relación al proceso que estás viviendo ahora ¿Cuál es el desafío que sigue en tu carrera?

Yo creo que yo soy muy de hacer camino al andar, creo que los objetivos que uno tiene que fijarse son más bien gruesos. Por ejemplo, si uno quiere llegar a ser socia de un estudio, no lo puedes decidir a los cuarenta años, tienes que decidirlo antes, y el resto se va haciendo en el camino.

Yo creo que las personas tenemos que permitirnos ir cambiando opinión, discrepar con nosotros mismos. Yo creo que fijarse muchas metas es atarse, y atarse no es bueno. Así es que yo te diría que, por el momento, estoy bastante satisfecha con lo que he logrado hasta ahora, con lo que estoy haciendo. Sigo enamorada de mi profesión y creo que los desafíos van más bien por el lado de lidiar con la carga de trabajo y con la alegría que es tener una familia y compatibilizar esas dos cosas. Disfrutar de todo, del trabajo, del tiempo libre, con los hijos, con la familia, con la pareja, y seguir desarrollándose profesionalmente, pero siempre en esa mirada de poder ayudar y sentir que lo que uno hace nos motiva, pero así metas específicas como “voy a ser candidata a la presidencia” no tengo ninguna –ríe-.

En relación a tu carrera, ¿Cuál es el desafío más importante que consideras que has enfrentado?

Yo te diría que el desafío más importante es ser mujer en un mundo de hombres, yo creo que eso ha sido sin duda lo más difícil de mi carrera. Las mujeres en general tenemos que lidiar con códigos que no nos son tan conocidos, en un mundo que está indudablemente dominado por hombres y, además, tenemos que lidiar con unas responsabilidades que muchos de ellos no tienen. Afortunadamente, los padres hoy en día cada vez más están empoderados en la crianza de sus hijos, y eso nos ayuda mucho a nosotras. No solo por la ayuda que implica, sino por el cambio cultural, pero eso es algo que ha estado pasando en mi generación, y por eso, sin duda, las empresas todavía se manejan con códigos masculinos, y navegar en ese ambiente es muy difícil.

¿Cuáles crees que han sido los costos que has tenido que enfrentar para llegar a ser socia de un estudio?

Yo creo que tiene costos familiares altos, no es fácil lograr la compatibilización entre una carrera como socia de estudio, con la familia y la pareja; porque es un trabajo muy demandante, no solo en horas, sino en energía. No sólo se trata de cuántas horas tienes para dedicarle a tus hijos, sino que en qué estado estás cuando estás con tus hijos. Entonces yo creo que en la etapa más intensa, cuando estás en ese proceso de llegar a ser, estás muy consumida y tiene costos altos. En esto es clave que las mujeres contemos con el apoyo de la pareja, tanto en lo práctico como en lo emocional. Yo tuve la suerte de contar con todo el apoyo del papá de mis hijos en la etapa más difícil.