Con una solemne ceremonia efectuada en el Salón de Honor del Instituto de Chile, el Decano Pablo Ruiz-Tagle fue incorporado como miembro de número de la Academia Chilena de la Lengua, institución fundada en 1885.
El acto fue presidido por el director de la Academia, Guillermo Soto Vergara; y estuvieron presentes los miembros de la mesa directiva: la vicedirectora Patricia Stambuk, la secretaria Victoria Espinosa; el censor Juan Antonio Massone y la tesorera María Eugenia Góngora. Asistieron al acto Rosa Devés, rectora de la Universidad de Chile; la académica Soledad Chávez y otras personas que integran la corporación; Reneé Rivero Hurtado, vicedecana, junto a autoridades de la Facultad; y Sergio Carranza, Consejero de Asuntos Culturales y Científicos de la Embajada de España, entre otros actores del mundo de la investigación y la cultura, además de amigos y familiares del Decano Ruiz-Tagle.
En su discurso de aceptación, titulado “Lenguaje, imagen y derecho”, el Decano Pablo Ruiz-Tagle reflexionó en torno al uso del lenguaje, la imagen y el vínculo de estos con el derecho. Rescató los mitos de Narciso y de la ninfa Eco para dar cuenta de un empobrecimiento actual del lenguaje, que se ha traspasado a diversos ámbitos de la sociedad, entre ellos, a la política y la vida cívica. “Un lenguaje que encontramos en nuestras redes sociales, que funcionan como cajas de resonancia. Que reiteran ideas, símbolos y palabras que nunca se cuestionan y donde no puede prosperar el análisis crítico. Hoy el eco, adopta la forma del “like” y del “emoticón”, que siendo respuesta automática no tiene valor agregado humano, en cuanto a su contenido”, dijo.
“El lenguaje humano de los puros gestos, de los dialectos, de los monosílabos pueden ser admitidos en un momento en toda sociedad libre y diversa. Pero la legislación, la política y el derecho requieren fundarse en un lenguaje que sea educado y gramaticalmente correcto, para que pueda ofrecer significaciones que tienen cierta estabilidad y consenso y sean accesibles y comprensibles por la mayor parte de la ciudadanía”, añadió.
En su discurso, el nuevo miembro de la Academia Chilena de la Lengua criticó también el estado en que se encuentra la ciudad de Santiago, a nivel de imagen, con un sinnúmero de rayados presentes en los muros y cientos de monumentos deteriorados, que sobreviven “en un contexto un tanto sombrío”, donde aparece el derecho como un “antídoto contra la fuerza bruta y la barbarie”.
“El derecho se levanta contra la violencia que hoy presenciamos en nuestra patria como su principal estandarte. El fundamento del derecho consiste en combatir la crueldad del más fuerte cuando abusa del débil. Advertimos eso sí que paradojalmente el derecho cuando es mal entendido o aplicado puede ser también un método de dominación y convertirse en instrumento de crueldad”, expresó el Decano.
En este punto, Pablo Ruiz-Tagle dijo que el mundo del derecho se conecta con el del lenguaje y la imagen, porque “se construye sobre una o más lenguas, y porque sus componentes fundamentales son las palabras, ya sea habladas o escritas. Con ellas se combinan razones, se presentan argumentos y se justifican medidas”.
Agregó que las características del derecho se hacen incluso más intensas cuando se refieren al lenguaje constitucional que pretende establecer los fundamentos para la convivencia entre ciudadanos. En esta línea, el Decano detalló que “la característica del lenguaje del derecho es que sea un lenguaje natural, común u ordinario tanto por razones de eficacia como por razones políticas. La ley requiere la obediencia mayoritaria y voluntaria de sus normas por todas las personas, y por eso su contenido y gramática ha de ser accesible y expresado preferentemente en un lenguaje que entienda la ciudadanía”.
En este punto, Ruiz-Tagle se refirió al proceso constituyente y el rechazo al texto propuesto por la Convención Constitucional, lo que se habría debido a un excesivo uso de lenguaje experto que incorporaba neologismos y tecnicismos. “Hoy, a pesar de nuestro primer intento fallido de acordar una nueva constitución, pienso que es posible unirnos para trabajar y construir un nuevo lenguaje del derecho que nos sirva para organizar nuestra convivencia. Un lenguaje que surja del intercambio de puntos de vista y posturas políticas diversas y del debate urbano en la esfera pública”, finalizó.
Entrega de distinción y reconocimiento
Tras sus palabras, el Decano Pablo Ruiz-Tagle recibió de parte del director de la Academia, Guillermo Soto, el diploma acreditativo como nuevo miembro y la insignia, símbolos de su pertenencia a la Academia; para luego ser invitado a sentarse en la testera en señal de su incorporación.
Posteriormente, Guillermo Soto brindó un discurso en el que reconoció la trayectoria del Decano, reconociendo un rol de “investigador, un scholar, que escribe trabajos, asiste a congresos y contribuye al avance del conocimiento. Y también la del maestro, preocupado de la formación de sus estudiantes”. “Para la Academia Chilena de la Lengua es una alegría recibir a Pablo Ruiz-Tagle y para mí un privilegio poder darle la bienvenida a esta casa”, agregó.
En su discurso, el Director de la Academia reconoció el aporte que durante años han brindado los abogados de la Universidad de Chile a las humanidades, particularmente a las cuestiones lingüísticas y literarias: “Y aunque con los años esta presencia ha disminuido relativamente, por el surgimiento de nuevas profesiones y la misma autonomía del campo, basta pensar en los académicos Jorge Edwards, Carlos Franz y Miguel Castillo Didier para tener claro que los graduados de Derecho de la U. de Chile siguen presentes en nuestra Academia, aunque ninguno de los tres haya desarrollado su actividad intelectual más destacada en el campo del derecho, como es el caso de Ruiz-Tagle”.
Guillermo Soto expresó que la preocupación del Decano Ruiz-Tagle por la escritura y el lenguaje tiene que ver también con la relación entre el derecho y la ciudadanía. De esta forma, apuntó que “el lenguaje arcano puede ser una barrera que afecte no solo la comprensión que tiene la persona común de las cuestiones jurídicas que le afectan, sino también de la participación del ciudadano situado, es decir, del ciudadano comprometido en los asuntos públicos. De ahí que escriba que el lenguaje jurídico tiene autonomía conceptual y un cierto carácter especializado, que lo diferencia del lenguaje natural común, pero esta circunstancia no puede excusar a los juristas de darse a entender con argumentos que puedan comprender todos los ciudadanos y personas”.
Finalmente, el Director de la Academia destacó la preocupación del Decano Ruiz-Tagle por la formación humanista del abogado, por la relación entre el derecho y el lenguaje, por la importancia de la lectura y la escritura, además de su influencia nacional e internacional por sus estudios sobre la teoría constitucional, la historia constitucional de nuestro país, y la participación en la deliberación pública sobre la cuestión de la constitución chilena. “Libertad y autogobierno, temas medulares en su pensamiento constitucional, son también centrales, como hemos visto, en sus ideas sobre la educación. No solo la de los abogados, que ha sido su interés práctico por años, sino también la del ciudadano situado, el comprometido en los asuntos públicos. De ahí su insistencia en el papel formativo de las humanidades, que lo acompaña desde la juventud. De ahí su preocupación por el cultivo del lenguaje. Porque la república requiere el sostén de hombres y mujeres formados en el amor por la libertad y capaces de gobernarse a sí mismos”.
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