Egresados de la Facultad de Derecho que estudiaban en septiembre de 1973 se reunieron el jueves 7 de septiembre en el Aula Magna, con académicos, estudiantes y funcionarios, para reflexionar sobre el Golpe de Estado de 1973 y lo que significó para la comunidad universitaria. Intervinieron en la actividad de reencuentro el Decano Pablo Ruiz-Tagle; el ex Presidente del Centro de Alumnos en el año 1973, Álvaro Varela; el actual presidente de la Asociación de Funcionarios de la Facultad, Carlos Cereceda; la egresada de Derecho y ex Fiscala de la Corte Suprema, Lya Cabello; los profesores Eduardo Sepúlveda y Matías Insunza, organizadores del encuentro; y la actual vicepresidenta del Centro de Estudiantes, Camila Betancur. Asistieron más en 140 personas de manera presencial y telemática.
El Decano Ruiz-Tagle, el primero en intervenir, señaló que tras el golpe de Estado, más de cincuenta profesores fueron exonerados y muchos alumnos expulsados por sus ideas políticas, también hubo alumnos y egresados ejecutados y desaparecidos, que son recordados anualmente en el Memorial que se encuentra en el patio de la Facultad. Agregó que el golpe de Estado tuvo consecuencias de todo tipo: la imposición de autoridades designadas, la vuelta al centralismo al quitarle todo poder a los alumnos y a los profesores en las decisiones. “Se disolvieron todos los organismos colegiados y se prohibió la FECh. También se fue imponiendo una creciente concepción utilitaria y económica de la universidad. La carrera académica estaba limitada y sesgada por un criterio de obsecuencia ideológica. Surgió en plenitud la universidad intervenida y vigilada, como la llamó el filósofo Jorge Millas”, dijo.
Carlos Cereceda, Presidente de la Asociación de Funcionarios, invitó a la reflexión, “pidiendo a todos los chilenos, en especial a los sectores políticos, que aprendamos de los errores cometidos en el pasado, para que nunca más hechos tan lamentables vuelvan a ocurrir. Invitamos a defender la democracia con buenos argumentos, un diálogo abierto y transparente, como también a respetar los derechos de las personas. Que el sentido de la tolerancia nos lleve a respetar al otro, y que pensar diferente no sea motivo de división, conflicto o violencia”.
El profesor y egresado Eduardo Sepúlveda, recordó la ebullición en la facultad en los años 70, donde “aprendimos a tener divergencias”, dijo. Tras el golpe, “hubo mucho dolor, estudiantes que fueron perseguidos, funcionarios y académicos que fueron exonerados, a todos ellos los estamos recordando en esta ocasión”. Invitó a pensar en el futuro, “que debemos construirlo sobre las bases fundamentales del respeto de la dignidad de todos y cada uno de profesores, estudiantes y trabajadores porque la comunidad la construimos entre todos”.
La abogada Lya Cabello dijo que al perder la democracia, el aprendizaje fue muy duro para su generación. “La dictadura significó terror, un quiebre del mundo lo conocíamos, un quiebre absoluto de las convivencias, el entramado de la sociedad en que habíamos crecido se rompió y nos dejó indefensos. Los derechos humanos, que era algo que vivíamos en estas aulas, eran un tema de estudio, jamás pensamos que nos tocaría vivir la violación sistemática de ellos. La idea romántica de morir por nuestras ideas rápidamente se enfrentó al terror de la tortura, a la pérdida absoluta de la dignidad como seres humanos”.
Finalizó invitando a aprender de los errores y asumir que la democracia es la única forma de gobierno que nos garantiza libertad e igualdad. Y cuando existen ambas podemos construir solidaridad, fraternidad, y con ello un país mejor”. “Lo único que importa hoy es no cometer los mismos errores del pasado. Es importante que nos reencontremos en ese respeto y en la convicción de que es la democracia la única forma de gobierno posible para garantizar la organización de las ideas que cada uno tiene sobre cómo queremos la sociedad, aunque sean ideas opuestas.”
Camila Betancur, del Centro de Estudiantes, valoró el encuentro donde se compartió la experiencia con generaciones que vivieron el Golpe de Estado mientras estudiaban o trabajaban en la Facultad. “Creemos que todos los miembros de la comunidad universitaria tenemos el deber de trabajar en la memoria colectiva. Recordar y reivindicar a quienes ya no están y que lucharon por un país más justo”, dijo.
El egresado Álvaro Varela, quien recibió el Premio Facultad de Derecho 2023 (https://uchile.cl/d209004), destacó la importancia de recordar, fundamentalmente para los estudiantes presentes, a quienes les contó de sus 4 años y medio que vivió en la facultad (1969-1973), los que definió como intensos y que le dieron una formación que ha guiado su vida. “Fui expulsado de la universidad por ser dirigente estudiantil, estrictamente por razones políticas. Y no solo yo, sino toda la directiva del Centro de Alumnos en ejercicio. Caso único en la Universidad, en que se arrasó, se expulsó y eliminó a toda la directiva del centro de alumnos, por razones políticas, no académicas”.
Destacó Varela la presencia en el acto de Sebastián Ramos, vicepresidente del Centro de Alumnos de la época, quien fue secuestrado a la salida de esta Facultad y quien sufrió graves secuelas físicas por ello. “Para expulsarnos se arrasó con el derecho, con el debido proceso, en una Facultad de Derecho, por profesores de derecho”. Relató que no se les permitió en aquello que se llamó sumarios, rendir pruebas. Se publicaron listas con sus nombres en la Facultad llamando a denunciarnos y se enviaron nuestros antecedentes al servicio de inteligencia militar.
“Las consecuencias fueron severas para muchos alumnos, funcionarios, profesores. Pero también hubo quienes desempeñaron un papel extraordinario con gestos y actos notables, como el decano de la época, Máximo Pacheco, con quien - contó Varela- tenía profundas diferencias políticas, pero quien se la jugó por muchos estudiantes”. Destacó también al profesor de Derecho Aéreo, Jacinto Pino – cuya hija se conectó de manera telemática desde México- quien estando en la clandestinidad le tomó examen en la Estación Mapocho del ramo que necesitaba aprobar para egresar. Destacó también a los profesores Carlos Ruiz Bourgeois y Juan Bustos, quienes tuvieron grandes gestos de humanidad. Asimismo, funcionarios anónimos que le entregaron información valiosa para defenderse de los sumarios que le aplicaron en la Facultad. “En esa época vivíamos con mucha fuerza, intensidad cariño y cercanía, incluso en las discusiones, profesores, alumnos y administrativos”, recordó.
“Qué relevante es conocer estas historias, para a partir de ellas, reflexionar, mirar el presente y proyectar el futuro. A lo mejor ustedes, en muchos años más, queridos estudiantes van a estar también en un acto recordatorio . Ojalá lo estén y ojalá las nuevas generaciones también escuchen sus vivencias, experiencias y recuerdos. Solo así vamos a ser capaces de ser cada vez un país mejor y cada vez compartir entre seres humanos con el respeto y con la dignidad que cada uno se merece”, finalizó Varela.
El profesor Matías Insunza, organizador del encuentro, agradeció la asistencia y el espacio de encuentro – presencial y telemático – e invitó a los asistentes a revisar los decretos de expulsión y suspensión de alumnos y aumnos de esa época, exhibidos en grande en el exterior del Aula Magna.
La actividad contó con la intervención musical del abogado y egresado de la generación 1972, ex miembro del Coro Lex, Santiago Barra, quien junto al concertista en piano de la Universidad de Chile, Miguel Sepúlveda, interpretó dos temas de Víctor Jara.