La convocatoria para el concurso literario “La Facultad en 100 palabras”, -parte del ciclo El Arte del Derecho- era atractiva: la Dirección de Escuela de Pregrado, a través de la Unidad de Admisión y la Dirección de Comunicaciones, invitaron a toda la comunidad universitaria: alumnos, funcionarios y profesores a escribir cuentos y poemas inspirados en tres valores fundamentales de nuestra Facultad: excelencia, vocación de servicio y visión de futuro. El resto lo puso la imaginación y el entusiasmo de los participantes.
Más de 60 obras llegaron a manos del jurado, integrado por el doctor en Literatura, abogado y profesor de Derecho y Literatura de nuestra Facultad, Joaquín Trujillo Silva; la doctora en Derecho por la Universidad de Yale, abogada y jefa de carrera de Derecho USACH, Emilia Jocelyn-Holt Correa, y el magíster en creación literaria de la Universidad Pompeu Fabra, abogado y profesor invitado del curso Creación Literaria de nuestra Facultad, Nicolás Vidal.
Los ganadores
“Aníbal que estudia derecho, nació ciego. Para orientarse en la escuela y como juego teje rutas al ritmo de artículos legales…”, así comienza “Ad pedem litterae” (Al pie de la letra en castellano), el cuento escrito por el alumno Ignacio Villarroel Gutiérrez, quien obtuvo el primer lugar.
“Cuando me enteré que había ganado, mi impresión fue de absoluta perplejidad”, parte declarando Ignacio. Y explica cómo nació la idea para escribir este relato.
“Recuerdo que el profesor Joaquín Trujillo nos comentaba en una clase, sobre la métrica oculta que tiene el Código Civil. Y se entiende porque Andrés Bello era un estudioso del idioma español. Es una métrica que le da ritmo al código y facilita su lectura. Empecé a juntar elementos de manera inusual, hasta imaginar que con los textos legales se podía crear un sistema de medición. Entonces, apareció este personaje no vidente que recita los artículos legales y eso le da dimensión, se puede mover por los lugares, pero además se entretiene haciéndolo. Lo más importante del cuento es el elemento lúdico que nunca hay que dejarlo de lado”, señala Villarroel.
Sobre fantasmas y como nada muere cuando no se olvida, escribió en la obra “Pilares”, el profesor Ezio Costa Cordella, quien se quedó con el segundo lugar.
La estudiante Martina Silva Parra, quien escribió “Aquella flor”, que habla de amor y aromas, se quedó con el tercer lugar.
Los tres ganadores recibieron tarjetas de regalo para canjear en la librería Lolita y un diploma de reconocimiento.
Además, se entregaron tres menciones honrosas, una por cada estamento: en alumnos fue destacada Antonia Améstica, quien escribió “Algún día”. Entre los funcionarios, recibió reconocimiento María Inés Arias, quien participó con la obra titulada “Simplemente la Facultad”. Y en profesores, resultó honrado Francisco Bustos, quien concursó con la obra “Un minuto de Silencio”.
“En todas estas obras pudimos percibir un sentido de pertenencia, que realza los valores enunciados, pero sin adular servilmente, sino que siempre manteniendo ese espíritu crítico que caracteriza a nuestra comunidad”, señaló Sofía Rivera, encargada de la Unidad de Admisión.
“Además, este concurso nos permitió ver cómo nuestra Facultad, destaca por ser humanista, no solo abocada al derecho por sí solo, sino también a una formación integral, de la cual han salido escritores muy importantes y vemos como nuestra comunidad sigue siendo parte de eso”, agregó Sofía Rivera.
Por su parte el profesor Joaquín Trujillo resaltó la calidad de los trabajos recibidos: “Los textos que ganaron son unos poemas y pequeños ensayos muy delicados, muy sofisticados”.