Con bastante anticipación, las butacas del Aula Magna de la Facultad comenzaron a ocuparse. El interés de la comunidad universitaria por escuchar al director de la Real Academia Española (RAE) era más que evidente.
Y es que Santiago Muñoz Machado -abogado, escritor, académico, historiador, investigador- posee una obra amplia y diversa.
Su último libro “De la democracia en Hispanoamérica”, fue el motivo central del coloquio presidido por el Decano y miembro de la Academia Chilena de la Lengua, Pablo Ruiz-Tagle y en el que también participaron los profesores Carlos Ruiz, Ramón Huidobro, Paula Ahumada y la secretaria de la Academia Chilena de la Lengua, Victoria Espinosa.
“¿Qué me ha movido a escribir este libro?”, partió peguntándose Muñoz Machado.
Y prosiguió señalando que principalmente fue la curiosidad intelectual.
“Pero también por una motivación ciudadana. Me parecía que en los últimos tiempos las democracias hispanoaméricanas estaban aburridas de sí mismas. Cansadas de conocerse, como que no valiera la democracia representativa y hubiera que inventar alternativas distintas de gobierno. Ejemplo de esto son las constituciones del neo constitucionalismo latinoamericano”, señaló el académico.
Agregó: “Me pregunté a qué se debía, esta fatiga, este reinventar, recrear asuntos tan delicados como las constituciones; que deben basarse en instituciones muy consolidadas y probadas. Algunos de los actores de estas constituciones les llaman experimentales. Me sobrecogió esa palabra: como si se pudiera experimentar con lago tan delicado como lo es una constitución, de cuyo buen funcionamiento depende la estabilidad y la seguridad, las libertades en un país”.
Para responder a esta pregunta -por qué ese cansancio-, señaló que es necesario conocer la historia de las democracias en Hispanoamérica desde el establecimiento de las repúblicas independientes en los países que antes fueron colonias españolas. “Para eso he estudiado el proceso constitucional americano desde sus orígenes”, explicó.
Luego realizó con un breve resumen de los temas tratados en su obra, desde el desarrollo de las constituciones europeas, hasta los ensayos actuales en América.
“He estudiado con este afán al final del libro los principales ensayos del neocolonialismo político y la neo democracia en los países que son más representativos de estos nuevos regímenes: las constituciones de Colombia, Venezuela, Ecuador, Bolivia. Las he estudiado con todo pormenor y con todo afecto para ver si encontraban en sus soluciones cosas que fueran plausibles y además, si había algo detrás de esas constituciones que fuera distinto del deseo de proteger la permanencia en el poder de los autócratas. Y las conclusiones a las que he llegado pues, las pueden ver ustedes en el libro, que ya les he explicado bastante”, concluyó.
El caudillaje en el ADN político de Chile
El Decano Pablo Ruiz-Tagle intervino a continuación, agradeciendo al director de la Real Academia Española por su disposición para dialogar abiertamente sobre su libro.
“Ayer tuve la oportunidad de comentar la obra en la Academia Chilena de la Lengua, y no quiero extenderme más”, dijo. “Solo entregaré una idea para alimentar la imaginación”.
“Existe un mito según el cual en Chile no hemos tenido caudillos. Pero si uno revisa el libro del profesor Muñoz Machado y sus categorías de caudillos -que son esencialmente dos: el del siglo XIX, que llega al poder sin cuestionamientos sobre su legitimidad; y el del siglo XX, que accede mediante elecciones, pero subvierte el orden constitucional-, podríamos preguntarnos: ¿cuántos caudillos hemos tenido en Chile?”, planteó el profesor Ruiz-Tagle.
“La respuesta evidente para muchos sería: no, no hemos tenido muchos caudillos. Pero, a mi juicio, sí los hemos tenido. En el siglo XIX: José Miguel Carrera, Bernardo O'Higgins, y probablemente también Francisco Antonio Pinto, Ramón Freire, Manuel Bulnes y José Joaquín Prieto, líderes militares que llegaron a la presidencia gracias a su posicionamiento previo, sobre todo en el ámbito castrense”, afirmó.
Y agregó: “En el siglo XX hemos tenido al menos tres grandes caudillos: Arturo Alessandri Palma —presidente bajo cuyo gobierno se construyó este edificio—, Carlos Ibáñez del Campo —dictador en dos ocasiones, archienemigo de Alessandri y militar que se negó a renunciar cuando el presidente se lo solicitó— y, por supuesto, el capitán general Augusto Pinochet. O sea, el caudillaje lo tenemos en nuestro ADN político. Es solo una idea para reflexionar; una idea controvertida, pero que planteo porque estas cuestiones están más cerca de lo que parecen. Y eso es lo que se aprecia en el colosal libro de Santiago Muñoz Machado”.
Reflexiones desde distintas disciplinas
Por su parte, el director del Departamento de Derecho Público, Ramón Huidobro, comenzó expresó la importancia de que un español -como al principio de nuestra historia lo hiciera Alonso de Ercilla y Zúñiga con “La Araucana”- se preocupe de Latinoamérica.
“Porque al final de cuentas las reflexiones que me deja la lectura del libro de Santiago son precisamente referidas a aquellas cosas que pude encontrar explicación desde mi país: como los 500 años de guerra, el que Chile nunca fue Audiencia, Virreinato, sino Capitanía General, y los procesos internos y externos también bélicos, que nos hicieron valorar el sentido democrático, por eso tuvimos periodos democráticos importantes”, argumentó el profesor Huidobro.
Dijo que lo que más llamó su atención del libro fue el cansancio de la idea democrática. Y planteó una reflexión desde el Derecho Administrativo.
“Parece que en Hispanoamérica hemos tenido una gran vocación de constituciones y de hacer democracia desde el punto de vista normativo, pero no hemos aprendido a vivir en democracia ni en constitución. Ese fenómeno lo veo muy particularmente desde las creaciones de las instituciones, de la construcción y de la estructura del Estado”, señaló.
Y ejemplificó:
“Llevamos 100 años sin Tribunales de lo contencioso administrativo. Entonces, ¿cuándo los juristas van a controlar la administración? Llevamos todo el periodo de vigencia de la Constitución del 80 sin gobiernos locales, solo municipalidades con competencias de administración. Entonces, ahí hay una falta de política pública y de bajada en relación a la preservación con eso un elemento del valor democrático”.
El director del Departamento de Ciencias del Derecho, Carlos Ruiz, planteó una primera interrogante a partir del título: “De la democracia en Hispanoamérica”.
“¿Hispanoamérica o América Latina? ¿Latinoamérica? Hay una disputa interesante. ¿Cuál es nuestro nombre?”, cuestionó.
Y añadió: “En Hispanoamérica, y particularmente en Chile, el debate político en el siglo XIX giró más en torno a la República que a la democracia. Esta última, desde Bello hasta Camilo Henríquez, se percibía como conflictiva, vinculada a la democracia jacobina francesa, un modelo del que era mejor alejarse. Eso es bastante común en el siglo XIX”.
Sobre el nuevo constitucionalismo, señaló que “estos proyectos surgen en respuesta a las dictaduras militares en muchas partes de América Latina con proyectos políticos muy elitistas. Por ejemplo, en Chile es bastante claro que es la democracia de élite la que se enfrenta con el Estallido Social, y que da origen a una fuerza mayor del proyecto neoconstitucionalista en Chile. La convención fue más o menos eso”.
Para finalizar la secretaria de la Academia Chilena de la Lengua, Victoria Espinosa realizó un análisis lingüístico de los conceptos vertidos en el libro, como democracia, neodemocracia, caudillismo, constitución.
“Hay muchas palabras que, dependiendo del contexto, el concepto varía. El significado de la palabra es muy importante cuando se enfoca un determinado texto y para entender lo que se está diciendo”, explicó.
Tras varias preguntas del público y un diálogo abierto con la comunidad universitaria, finalizó el coloquio. Y el profesor Santiago Muñoz Machado agradeció por la instancia.
Revive el coloquio completo en el siguiente video: